Hacía
tiempo que quería poner una entrada sobre la empanada gallega, pese al riesgo
que ello supone.
¿Por qué creo que es un riesgo? Porque ¿os habéis fijado que
celosos somos, en general, todos, con las recetas tradicionales de la región
del globo a la que pertenecemos? ¿Y os habéis dado cuenta que esos celos en el
caso de los españoles (sean de la región que sean) se multiplican por mil? Para
muestra, un botón: la paella… no me atrevo nunca a decir que hago paella, digo
que hago arroz, porque si digo que hago paella, acto seguido salta algún valenciano
que me pregunta que le pongo y ¡zaz! Siempre encuentra una pega: que si lleva
cebolla no es paella, que de donde te sacas que la paella lleve guisantes…
vamos, que hace unas semanas todo el mundo se rasgaba las vestiduras al
enterarse que los ingleses venden un preparado para paella que lleva chorizo…
bueno, reconozco que yo también me escandalicé… es como cuando uno me dijo que
le gustaba tanto el dulce de leche que se lo ponía a los chorizos… sin comentarios…
El caso es que soy consciente de que habrá algún gallego que piense que esta
receta no es la misma que hacía su abuela o su suegra, pero está hecha con amor
y respeto y os aseguro que está buenísima.
Ingredientes
para la masa:
560
g de harina
200
ml de aceite
240
ml de leche
10
g de sal
Ingredientes
para el relleno:
1
cebolla grande
1
hoja de laurel
500
g de tomate rallado
1
cuchara pequeña de azúcar
Sal,
pimienta
150
g de pimientos asados de lata
160
g de bonito en aceite de oliva
90
g de caballa en aceite de oliva
Preparación:



La dejamos enfriar y nos la comemos sin contemplaciones…
aunque si tenemos paciencia, de un día para el otro gana mucho sabor. Una clara
demostración de que se puede cocinar con latas y obtener un plato delicioso.
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