sábado, 19 de julio de 2014

Cheese & chocolate cake



Esta es una receta estupenda para el verano… super ligera… cero calorías, ja ja ja!!


Es que no puedo evitarlo, en estos días veo a todo el mundo poniendo en sus blogs recetas de helados, polos, batidos, pero a mí me sigue apeteciendo zamparme un pastel, cuanto más calórico, mejor. No tengo remedio. Y este pastel es una auténtica bomba, de esos que las personas normales solo comen un trocito diminuto… las personas normales, yo no… Lleva una base de bizcocho de chocolate, un cuerpo de pastel de queso y para cubrirlo una capa de chantilly, rematada por unas virutas de chocolate… casi nada… Pero teniendo en cuenta que en casa solo somos 3, lo he hecho pequeño, que tampoco es cuestión de pasarse. He usado un molde de unos 17 cm de diámetro, y estas son las cantidades que os doy. Si sois muchos, o sois aún más golosos que yo, siempre podéis doblar las cantidades y hacerlo más grande… pero después no me echéis a mí las culpas de no poder poneros el bikini…


Ingredientes de la base de chocolate:
25 g de cacao
1 huevo
50 g  de maizena
25 g de mantequilla
50 g de azúcar
1 cuchara pequeña de impulsor
Ingredientes para el cuerpo de queso:
300 g de queso  para untar (tipo Philadelphia)
2 huevos
100 g de nata
1 cuchara grande de maizena
50 g de azúcar
Para el chantilly:
100 g de nata
1 cuchara grande de azúcar
½ cuchara pequeña de vainilla líquida
Virutas de chocolate



Preparación:
Comenzamos preparando la base de chocolate, para lo que mezclamos la mantequilla con el azúcar hasta integrar completamente, añadimos el huevo y por último la maizena, el impulsor y el cacao. Ponemos la mezcla en un molde desmontable de 17 cm de diámetro, forrado con papel sulfurizado y llevamos al horno a 220º C durante 15 minutos, que es más que suficiente para preparar la parte de queso.



Mientras se hornea la base de chocolate mezclamos todos los ingredientes para el cuerpo de queso en el robot o batidora, hasta obtener una textura homogénea. Pasados los 15 minutos sacamos del horno la base de chocolate y vertemos sobre ella la mezcla de queso. Volvemos el pastel al horno pero esta vez a 180º C durante una hora, o hasta que la mezcla cuaje, es decir, que al pincharla con un palillo, éste salga seco.
Dejamos enfriar un rato, sin desmoldarlo, hasta que podamos llevarlo a la nevera. Después lo dejamos reposar y enfriar completamente en la nevera, como mínimo durante una hora antes de desmoldarlo y cubrirlo con el chantilly, que haremos montando la nata hasta que quede bien firme y añadiéndole luego el azúcar y la vainilla. Finalmente cubriremos con las virutas de chocolate. Podemos comprarlas tal cual, pero a mí me gustan mucho más las virutas de verdad, las que se hacen en casa rascando con un cuchillo una tableta de chocolate (como mínimo del 70% de cacao). Tienen mucho mejor sabor que las compradas y a mí me parecen más bonitas y delicadas. Y ya está, a disfrutarlo sin pensar en las calorías! 


domingo, 13 de julio de 2014

Muffins de queso con hierbas frescas




Se me nota mucho que soy muy golosa… me da vergüenza llevar ya tantas recetas dulces y tan pocas saladas. Así que hoy toca una salada, de esas recetas comodín, que lo mismo valen para un desayuno, que para acompañar una cena de picoteo o formar parte de un picnic. Son facilísimos de hacer, apenas si nos retendrán un ratito en la cocina y además están buenísimos… y si sois de los que tienen macetas con hierbas frescas en casa, además se hacen con ingredientes que todos tenemos normalmente en la cocina (y sino podemos probar de hacerlos con hierbas secas, ¿por qué no?)



Ingredientes:
125 g de mantequilla
350 g de harina
3 cucharas pequeñas de impulsor
1 cuchara pequeña de sal
½ manojo de cebollino
½ manojo de perejil
1 cuchara de hojas de orégano
125 g de emmenthal rallado
250 ml de leche
2 huevos
Semillas de linaza para decorar



Preparación:
Primero derretimos la mantequilla al microondas y reservamos. Mezclamos la harina con el impulsor y la sal y le añadimos las hierbas bien limpias, secas y picadas. En otro recipiente batimos los huevos con la leche. Finalmente unimos la harina, con los huevos y la mantequilla.



Preparamos una bandeja para 12 muffins con sus correspondientes cápsulas (o si lo preferimos, untamos la bandeja con aceite y la espolvoreamos con pan rallado) y repartimos la masa. Espolvoreamos cada muffin con un poco de queso rallado y unas semillas de linaza. Horneamos a 200º C entre 20 y 30 minutos, hasta que tomen un leve color dorado. Una vez horneados, los dejamos enfriar sobre una rejilla.



Y solo nos queda preparar el desayuno, o el picnic, o lo que sea para disfrutar de estos tiernos y sabrosos muffins.


viernes, 4 de julio de 2014

Macarons



Y seguimos con la pastelería francesa, haciendo hoy una de sus más delicadas piezas: los macarons.



No nos vamos a engañar, estos pequeños pastelitos, coloridos y delicados no son aptos para principiantes, pero vamos a hacer una receta que no es excesivamente complicada, la de Mericakes. Lo primero que debemos saber es que no se trata de unos dulces que podamos hacer en ½ hora, es más, necesitamos planificar con antelación la preparación de unos macarons, ya que en su elaboración utilizaremos “claras envejecidas”. Seguramente más de uno se está preguntando ¿qué son las claras envejecidas? Pues son claras de huevo que hemos dejado en un recipiente, tapado con un film, fuera de la nevera, por lo menos durante 1 día. ¿Y para qué? Pues para que pierdan agua… como veis, la cosa tiene miga…



Ingredientes:
110 ml de claras envejecidas
50 g de azúcar
110 g de harina de almendras (crudas)
220 g de azúcar glasé
1 cuchara pequeña de pasta para dar sabor
Colorante alimentario en pasta (opcional)
El relleno que más nos apetezca



Preparación:
Comenzamos uniendo la harina de almendras al azúcar glasé, para molerlos juntos en el aparato que tengamos que pueda utilizarse para triturar lo más fino posible cualquier substancia en polvo, es decir, que debería deciros que lo pongáis en la Thermomix, pero como no todo el mundo la tiene (yo tampoco), puede valeros un molinillo de café…  eso sí, bien limpio. A continuación tamizamos esta mezcla, como mínimo una vez, aunque si tenemos la santa paciencia de hacerlo 2 o 3 veces, aún mejor. Reservamos y vamos a por las claras.
Montamos las claras envejecidas a punto de nieve y cuando están casi listas les agregamos el azúcar en granillo y continuamos batiendo hasta obtener un merengue bien firme. En este punto daremos sabor y color a nuestros macarons. Para ello no hemos de agregar nunca líquidos: recordemos que hemos dejado envejecer las claras precisamente para que reduzcan su proporción de agua; sería una tontería agregar agua en este punto. Así que lo ideal son las pastas. Para dar sabor, me estoy haciendo fan de las pastas de Home Chef… me he vuelto adicta a la de frambuesa, así que esa he puesto. Y para el color, por supuesto, de frambuesa, tenía que ser rojo, puse el de Sugarflair, que es una pasta muy concentrada y hay suficiente solo con una puntita. Por supuesto, podemos poner otros sabores y otros colores. De hecho la gracia está en hacer diferentes macarons… todo un arco iris… si nos atrevemos…



Ahora unimos la mezcla de harina de almendras a las claras montadas y coloreadas, con una espátula y muy poco a poco, para que no se bajen. Ponemos la mezcla en una manga y hacemos pequeñas bolitas de masa sobre una superficie de silicona. Y aquí hacemos un inciso: la realidad es que esto resulta infinitamente más fácil con una base de silicona especial para hacer macarons, que tiene unas guías, porque así salen todos iguales. Si os pasa como a mí, que solo tengo bases de silicona normales, la tarea se complica un poco, porque no es tan fácil hacer todos los macarons iguales. Pero con un poco de paciencia podemos lograrlo, de hecho, me salieron, ¿no?


En fin, una vez hemos hecho las bases de nuestros macarons no creáis que vamos a meterlas en el horno… nooooooo!!!!! Ahora hay que dejarlas secar. ¿Cuánto tiempo? Depende del calor, de la humedad, de lo húmeda que esté vuestra masa… puede variar entre 30 minutos y 8 horas… ¡casi nada! El caso es que antes de meter las bandejas en el horno (que con estas cantidades podemos llenar dos bandejas) la superficie de nuestras bases de macarons tiene que estar seca, es decir, al tocarlas (levemente, please) no se nos tiene que quedar la masa enganchada al dedo. Tarde lo que tarde, una vez la masa esté seca, ponemos los macarons al horno a 150º C entre 10 y 12 minutos. Si nuestro horno tiene aire, lo ponemos, si no lo tiene abriremos el horno unas cuantas veces durante la cocción, para que salga humedad. Cuando nuestros macarons estén listos veremos como se ha formado ese pie característico, con aspecto como de esponja.

Antes de hornear

Después de hornear
 
Los dejaremos enfriar sobre la misma silicona en la que los hemos horneado, ya que si los intentamos sacar en caliente, los romperemos. Una vez fríos los rellenamos: en este caso yo utilicé un ganache de chocolate negro, pero podemos usar un ganache de chocolate blanco, una crema de mantequilla, o lo que se nos ocurra… y mejor aún si le ponemos alguna pasta que le dé sabor… un sabor que contraste con el de la masa.
 

Sé que esta receta no es fácil, pero nadie podrá negar que son unos dulces delicados y deliciosos… y si los ponemos en una cajita mona son un regalo ideal, ¿a que sí?