martes, 28 de abril de 2015

Copas de mousse de chocolate y pistacho




A veces tenemos que hacer un postre para una cena con amigos y no tenemos mucho tiempo. A veces tenemos prevista una cena muy copiosa y sabemos que si ponemos una supertarta de chocolate de postre, se quedará sobre la mesa, porque todo el mundo estará muy lleno para el postre. A veces simplemente tenemos ganas de una mousse de chocolate, pero queremos darle un toque especial. Para todas estas ocasiones, estas copas son ideales, fáciles y rápidas de hacer, y de un sabor exquisito. Solo hace falta que tengamos a mano una pasta concentrada de pistacho, y por supuesto, si en lugar de pistacho, preferimos otro sabor, simplemente hemos de cambiar la pasta por otra de nuestro sabor favorito.


Ingredientes para 4 copas:
200 ml de nata (35% materia grasa)
75 g de chocolate
35 g de pasta concentrada de pistachos
4 hojas de gelatina
2 claras de huevo
30 g Azúcar
Barquillos y trozos de frutos secos para decorar
Preparación:
Comenzamos por poner las hojas de gelatina en agua fría para que se hidraten, dos en un cuenco (que serán para hacer la mousse de chocolate) y dos en otro (para la de pistacho).De toda la nata que tenemos separamos dos cucharas en un bol pequeño, otras dos en otro bol y el resto lo montamos. Montamos también las claras a punto de nieve, agregándoles al final el azúcar, para formar un merengue firme.
 


Hacemos la mousse de chocolate, fundiendo el chocolate, al baño María o al microondas. Calentamos las dos cucharas de nata que tenemos separadas en uno de los boles pequeños, para diluir en ella dos de las láminas de gelatina. Agregamos esta mezcla al chocolate fundido. Mezclamos bien e incorporamos la mitad de la nata montada. Por último añadimos la mitad del merengue, con cuidado de que no se baje.


Llenamos ahora las copas, que tendremos apoyadas sobre alguna superficie que nos permita tenerlas en la nevera semi-tumbadas. Yo las puse en un tupper grande. Las metemos en la nevera y mientras comienzan a tomar cuerpo seguimos con la mousse de pistacho.
Calentamos el otro cuenco pequeño con las otras dos cucharas de nata y disolvemos en ella las otras dos hojas de gelatina hidratadas. Añadimos luego la pasta de pistacho y removemos bien para asegurarnos de que quede todo bien disuelto. Mezclamos con el resto de la nata montada y finalmente con el resto del merengue. Terminamos de llenar las copas y llevamos a la nevera como mínimo durante 1 hora, para que tomen la consistencia apropiada.


Decoramos con unos barquillos y unos trocitos de frutos secos (lo ideal serían pistachos, pero solo los encontré salados, así que utilicé almendras) y ya tenemos un postre muy fácil y de éxito garantizado. 


miércoles, 22 de abril de 2015

Rosas de manzana




Para quienes me leéis desde otras latitudes, os explico que mañana, 23 de abril, es uno de los días más bonitos del año en Barcelona. Celebramos Sant Jordi (San Jorge), o lo que en otros lugares se conoce como el día del libro. Según la leyenda, y en pocas palabras, Sant Jordi liberó a la princesa, que había sido secuestrada por el dragón, tras atravesar el corazón del enorme bicho con su espada. Y allí donde fue vertida la sangre del animal brotaron rosas rojas que el caballero regaló a la princesa.


Por esa razón, tradicionalmente en estas fechas, los hombres regalaban a sus mujeres rosas rojas a cambio de libros con que ellas les obsequiaban. Y como todas las tradiciones se renuevan y a nosotras también nos gusta leer libros, hoy en día todos nos regalamos libros y rosas, sin importar sexo, ni edad, por lo que salimos a la calle con hambre literaria a por lo último que publicó nuestro autor favorito, la última edición de algún clásico o a descubrir la primera obra del próximo autor de best sellers y también alguna que otra rosa. Además hoy en día las rosas son de todos los colores y de todas las materias primas imaginables… por eso estas rosas de manzana, para celebrar Sant Jordi con dulzura. La idea no es mía, la vi un día en la red, y no recuerdo donde (perdón a su autor/autora por mi mala memoria) pero me pareció que era ideal para un día como este. Y además, aunque no lo parezca, son muy fáciles de hacer.


Ingredientes:
2 manzanas rojas
Unas gotas de zumo de limón
3 cucharas grandes de mermelada de melocotón
1 lámina de pasta brisa (comprada o casera)
Canela
Azúcar glasé
Preparación:
Con estas cantidades nos saldrán 6 rosas. Comenzamos cortando las manzanas por la mitad de arriba a abajo para quitarles las pepitas y apoyando la cara que hemos cortado sobre la tabla, laminamos las manzanas, para obtener finas lonchas en forma de “D”, que harán las veces de los pétalos de nuestras rosas. Ponemos todas las láminas en un bol con agua y unas gotas de limón y llevamos al microondas a máxima potencia durante 3 minutos. Colamos para quitar toda el agua y reservamos.



Por otra parte disolvemos la mermelada en dos cucharas de agua, calentándola también al microondas durante 1 minuto. Y estiramos la pasta brisa. Yo utilicé una comprada y con una lámina tenemos cantidad suficiente para hacer las 6 rosas, pero quien quiera puede hacerla casera. El caso es cortar 6 rectángulos de 25 por 5 cm. Untamos cada rectángulo con la mermelada y posteriormente colocamos sobre ellos las láminas de manzana, superpuestas, sobre uno de los lados largos del rectángulo y de forma que sobresalgan un poco por fuera de la masa. La manzana cubrirá así la mitad del rectángulo de masa.



Rociamos con un poco de canela y posteriormente plegamos la mitad de masa sin cubrir, sobre las manzanas, de modo que queda como un sobre del que salen los pétalos de nuestra rosa. No tenemos más que enrollar con cuidado ese “sobre” para que se forme la rosa. Colocaremos las rosas en una fuente para hornear cupcakes, para que no se abran y se deformen al hornearlas (también podrían servirnos unas cápsulas de papel para magdalenas), y horneamos a 200º C durante unos 40 minutos o hasta que comiencen a dorarse los bordes de las manzanas. Dejamos enfriar, desmoldamos y espolvoreamos con azúcar glasé.



Espero que os gusten y que disfrutéis de este día con un buen libro y una rosas deliciosas.

jueves, 16 de abril de 2015

Ratatouille






Como sucede con todas las recetas tradicionales, existen multitud de diferentes versiones de la Ratatouille. Algunas se acercan más que otras a la versión original. No sé si la mía está entre las más fieles, pero es una de las más fáciles y conserva el espíritu de este delicioso y sanísimo pisto provenzal. Porque en contraposición a la mayoría de los platos que publico en este blog, estamos ante un plato bajo en calorías :0 !!! Cuyo único pecado consiste en llevar un chorrito de aceite de oliva o dos. Así que los que no os habéis atrevido nunca con una de mis recetas por miedo a perder la linea, ya podéis encender el horno. Y los que echáis de menos los dulces, los panes y el chocolate, a esperar unos días, que dentro de nada vuelvo a las andadas... porque a dieta seguro que no me pongo ;)


Ingredientes:
1 cebolla grande
1 pimiento rojo asado o una lata de pimientos asados (entre 150 g y 200 g)
1 lata pequeña de tomates enteros pelados o  250 g de tomates pera pelados
1 berenjena grande o dos pequeñas
1 calabacín grande o dos pequeños
1 diente de ajo
1 cuchara pequeña de azúcar
1 taza de caldo de verduras o de pollo
Aceite de oliva
Orégano, tomillo, romero, albahaca o una mezcla de hierbas de Provenza
Sal y pimienta


Preparación:
Cortamos la cebolla en tiras y la pochamos a la sartén con aceite de oliva hasta que esté transparente. Añadimos el pimiento rojo, previamente asado y cortado en tiras o la lata de pimientos asados. Para asar el pimiento, lo mejor es hacerlo a fuego vivo, hasta que se queme la piel, envolverlo con papel de aluminio para que sude y posteriormente pelarlo y despepitarlo. Si no podemos hacerlo a fuego vivo, os sugiero utilizar una lata. Añadimos también el ajo picado. Esperamos lo justo para que se calienten los pimientos y agregamos los tomates previamente troceados, el azúcar para quitar la acidez de los tomates, el caldo y las hierbas. Salpimentamos levemente, esperamos a que hierva y dejamos cocer durante 10 minutos. Volcamos esta preparación en una fuente apropiada para el horno (yo uso una barro, que me parece más “rústicamente” apropiada para este plato).



Por otra parte laminamos la berenjena y el calabacín. La forma más fácil y rápida es hacerlo con una mandolina para que nos salgan todas las láminas delgadas y del mismo grosor, pero con un poco de práctica también pueden hacerse a cuchillo. Disponemos sobre la salsa los discos de ambas verduras alternándolos para que queden bonitos, aunque por supuesto esto no es imprescindible: el plato sabrá igual de bien, aunque echemos las verduras de forma desordenada en la fuente… pero así queda más presentable y no puedo resistirme… Salpimentamos las verduras, las salpicamos con un poco más de las mismas hierbas que hemos puesto en la salsa y finalmente rociamos con un chorrito de aceite de oliva. Tapamos bien la fuente con un trozo de papel de aluminio y la llevamos al horno a 200º C durante 1 hora y media, tras lo cual, quitamos el papel de plata y horneamos 15 minutos más. Si cortáis las verduras un poco gruesas, es posible que necesitéis un poco más de horno, es cuestión de comprobarlo.



Este plato, como muchos otros que se hacen en salsa, gana en sabor si se hace con antelación y se recalienta al momento de servirlo, aunque hay a quien le gusta incluso frío. ¡Que lo disfrutéis!

jueves, 9 de abril de 2015

Galletas con pistola



Hace mucho tiempo, en un ataque de compra por impulso, me hice con una de esas pistolas para hacer galletas. Una de esas que se supone que también puedes usar como si fuese una manga pastelera, o sea, esta:


 Yo no soy una gran experta con la manga pastelera, pero con este cacharro, menos aún. Os aseguro que nunca pude decorar nada con ella, por lo que se quedó olvidada en un rincón de un armario de la cocina. Porque tampoco había podido hacer galletas, hasta que mi cuñada Marta me pasó esta receta. Y entonces por fin le encontré utilidad al pobre artilugio olvidado. Si os pasa como a mí, que tenéis una de estas pistolas sin usar, es hora de que le quitéis el polvo. Si no la tenéis, no pasa nada, no hace falta que salgáis corriendo a comprar una, podéis usar una manga pastelera normal y corriente… o incluso una bolsa para congelados a la que le hagáis un agujerito en una punta para poner una boquilla… pero probad esta receta que es muy fácil y muy sabrosa.


Ingredientes:
120 g de azúcar
170 g de mantequilla
1 cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
1 huevo
2 cucharas grandes de leche
1 cuchara pequeña de impulsor
250 g de harina
Preparación:
Batimos muy bien el azúcar con la mantequilla. Yo lo hago en el robot, porque es más fácil y más rápido, pero puede hacerse a mano. Agregamos la vainilla y seguimos batiendo. Añadimos el huevo y la leche y batimos hasta integrar bien. Y por último incorporamos la harina tamizada y el impulsor y batimos lo justo para que nos quede una masa homogénea, que será lo bastante fluida como para que podamos meterla en la pistola o en una manga.


 Formamos las galletas con uno o dos golpes de gatillo (dependiendo del tamaño que queramos que tengan las galletas) sobre una lámina de silicona dispuesta sobre la bandeja para hornear. El papel para hornear no funciona muy bien con la pistola, suele quedarse todo enganchado y levantarse el papel, pero la silicona funciona fenomenal, y dice mi cuñada que a ella le va bien con el papel de plata. Horneamos a 170º C durante unos 10 o 12 minutos, hasta que comiencen a dorarse ligeramente. Finalmente decoramos nuestras galletas con mermelada, chocolate, frutos secos, o lo que se nos ocurran y tendremos así unas magníficas pastas para el té. ¡Qué las disfrutéis!