domingo, 30 de marzo de 2014

Pasteles decorados con fondant



Pastel de Minnie, en dos pisos


Este será un post un poco diferente, porque en lugar de explicar una receta paso a paso, os enseñaré lo que puede hacerse con un pastel de base, un poco de fondant y mucha paciencia.


Pepa Pig, en Navidad

Magic The Gathering

No explico aquí los pasos, porque ya tenemos un ejemplo en el pastel violín que hice hace más o menos un mes. En cuanto al bizcocho, también tenemos ejemplos, como el de San Valentín, e iremos haciendo otros a lo largo del tiempo.


Camiseta del Barça

El Real Madrid

Hemos de tener en cuenta que la elaboración de estos pasteles requiere tiempo (aunque a veces he hecho alguno en tiempo record), para planificar como lo decoraremos; para que el bizcocho se enfríe y asiente; para que la crema que utilicemos para rellenarlo y cubrirlo se endurezca un poco y nos permita forrarlo con el fondant; y por supuesto para hacer la decoración. Este último punto es más una habilidad manual o artística que culinaria.


Barça vs Real Madrid

Paso del Espanyol al Manchester City

Y hasta tenemos del Cornella...

Hemos de desempolvar nuestra imaginación y hacernos con un surtido de herramientas (que son muy similares a las que se utilizan para hacer cerámica o trabajar con plastilina). Se trata de crear un diseño a partir de un modelo preexistente (como cuando recreamos un personaje de dibujos o copiamos un escudo de futbol), o de inventar desde cero nuestro personaje.


Un águila real

Y un pingüino
 
En cualquier caso, este tipo de pasteles producen la satisfacción de ser algo único y especial. Algunas personas los rechazan porque consideran que son muy pesados, o porque no les gusta el sabor del fondant. Ante estos casos, lo bueno es dejarlo claro, porque siempre pueden hacerse bizcochos y rellenos más ligeros y porque hay variedades de fondant con sabores que los hacen más fáciles de aceptar. Y en última instancia, siempre se puede cubrir el pastel con chocolate y decorarlo luego con figuritas de fondant, como hice el último Halloween


Halloween

Espero que estas fotos (entre las que hay algunas que ya tienen unos meses y no son muy buenas) os aporten ideas interesantes para vuestros pasteles. En cualquier caso, en próximas entradas seguiremos poniendo más. Saludos a tod@s! 


Dora la exploradora

Hello Kitty

miércoles, 26 de marzo de 2014

Galletas de mantequilla de cacahuete en dos versiones



Hoy os traigo dos maneras diferentes de concebir la misma galleta.



 


Con la misma masa haremos dos tipos de galletas que quedan diferentes tanto de aspecto como de textura, aunque ambas son rústicas. Una está concebida como un “cookie”, con trocitos de cacahuete garrapiñado. Y la otra como una galleta estampada. Y si bien ambas saben a mantequilla de cacahuete, al morderlas se aprecia una diferencia que hará que cada uno se decante, según su gusto, hacia unas u otras.




La idea de este post surgió, como es lógico, a partir de dos cosas diferentes. Por una parte del descubrimiento de los cacahuetes garrapiñados (un auténtico vicio…no sé quien tuvo esta feliz idea pero le aplaudo). Las almendras garrapiñadas ya me gustaban, pero los cacahuetes me sorprendieron y me parecieron ideales para dar el toque crujiente a las cookies de mantequilla de cacahuete. En anteriores ocasiones las había hecho con trocitos de chocolate blanco; pero no destacaban, ni por su aspecto, ni por su sabor, que se perdía en medio de la galleta.




La segunda motivación fueron estos fantásticos sellos de silicona que mi hermana me trajo de Inglaterra. También se consiguen aquí, son fáciles de usar y personalizan nuestras galletas de un modo casero, bastante rústico.



Ingredientes:
120 g de mantequilla
75 g de azúcar moreno
75 g de azúcar blanco
1 huevo
175 g de mantequilla de cacahuete
250 g de harina
1 cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
1 cuchara pequeña de impulsor
100 g de cacahuetes garrapiñados, si nos decidimos por hacer las cookies




Preparación:
Batimos la mantequilla a temperatura ambiente con los dos azúcares, hasta integrarlos perfectamente. Agregamos el huevo y mezclamos bien. Luego la mantequilla de cacahuete y la vainilla. Y por último la harina y el impulsor, que estarán previamente tamizados. Si utilizamos la masa para hacer las cookies, añadimos ahora los cacahuetes garrapiñados, que podemos trocear un poco si son demasiado grandes (los míos no lo eran, así que los dejé tal cual). En cualquier caso, debemos dejar descansar la masa en la nevera aproximadamente durante ½ hora. Si ponemos a nuestra masa los cacahuetes garrapiñados, procederemos igual que para las cookies con trocitos de chocolate, haciendo bolitas, que hornearemos sin aplastar a 160ºC.
 


Si utilizamos los sellos de silicona debemos estirar la masa con un rodillo, de forma que nos quede toda ella de un mismo grosor, que puede variar entre 0,5 y 1 cm, según gustos, pero deberíamos intentar que fueran todas iguales para que al meterlas en el horno no queden unas crudas y otras demasiado hechas. Para ello podemos utilizar un rodillo de anillas o un rodillo normal y unas guías (que pueden ser perfectamente 2 varas de madera, sin necesidad de tener que comprarnos otro “cacharro” más). Marcamos la masa con los sellos de silicona, previamente enharinados para evitar que nos queden trocitos de masa enganchados en los huecos de las letras. A continuación cortaremos las galletas con un aro de tamaño un poco mayor al del sello. Colocamos las galletas sobre una bandeja de horno y las llevamos a la nevera durante 1 hora, o hasta que estén bien frías, para que al hornearlas no pierdan el estampado.




Una vez frías las metemos en el horno, precalentado a 160º C unos 10 o 15 minutos o hasta que veamos que empiezan a tomar color. Al igual que en la receta de las cookies, las galletas se endurecen al enfriar, así que no debemos hornearlas hasta que estén duras. Y una vez frías toca votar: ¿Qué versión os gusta más?





jueves, 20 de marzo de 2014

Tarteletas de limón (mini lemon pie)



No es que sea una receta muy novedosa, de hecho, recuerdo a mi abuela haciendo el “Lemon pie”. Pero es que además de ser un dulce delicioso, en mi casa tengo un auténtico fan del limón, y como ayer fue el día del padre, era casi obligado obsequiarle con algo de su gusto.




Hechas así, en pequeñas tarteletas individuales resultan además más vistosas y más fáciles de servir. El único elemento extra que hace falta para hacerlas de esta manera son unos moldes para tarteletas… y claro, el soplete… ya me han comentado (verbalmente, porque al parecer dejar un comentario en el blog resulta complicado para más de un@) que no todo el mundo tiene soplete…





... cierto… recuerdo a mi abuela poniendo su Lemon pie en el horno con el gratinador a tope, pero hay que tener un gran dominio del tema para que no se caliente toda la tarta y se deshaga como un helado al sol. A falta de soplete, lo más apropiado es un quemador de crema catalana, de esos antiguos de hierro. Pero ¿cuánta gente tiene aún uno de esos? Además en la mayoría de tiendas especializadas los sopletes tienen un precio muy razonable… y sirven para mucho más que para quemar nuestros postres. Como última opción, no queméis el merengue, también puede quedar bonito completamente blanco.




En fin, la receta de hoy es para 6 tarteletas (porque solo tengo 6 moldes, ejem!), pero también puede hacerse para un molde de tartas normal con las mismas cantidades (o sea que ya es bastante…).




Para la masa base o masa sucreé utilizamos la misma receta que para el “Puits d’amour” y procedemos de la misma manera para elaborarla. Guardamos las claras para utilizarlas para el merengue. Dividimos la masa en 6 partes iguales y forramos los moldes con muuuuuucho cariño. Pinchamos la masa y le ponemos un peso (igual que en la receta original) y horneamos a 180º C pero durante menos tiempo (unos 10 o 12 minutos), ya que son más pequeñas. El resto de la receta incluye una crema de limón y el merengue italiano:




Ingredientes para la crema de limón
115 g de azúcar
75 g de mantequilla
100 ml de zumo de limón
Ralladura de ½ limón
2 huevos

Ingredientes para el merengue italiano
2 claras a temperatura ambiente (las que nos quedaron de hacer la masa)
120 g  + 20 g de azúcar
40 ml de agua
3 o 4 gotas de zumo de limón



Preparación:
Comenzamos con la crema de limón, para lo que ponemos todos los ingredientes juntos al baño María y removemos constantemente hasta que veamos espesar la preparación. En caliente no es que espese mucho, lo que notamos es que “napa” la cuchara, o lo que es lo mismo, al pasar el dedo por la cuchara deja señal, queda la marca del dedo. Colamos la crema y la dejamos enfriar un poco mientras preparamos el merengue italiano.




Para ello ponemos en un cazo al fuego los 120 g de azúcar con el agua y cuando alcancen los 100º C (cuando rompa el hervor, que mi abuela lo hacía sin termómetro… y yo también) comenzamos a batir las claras a punto de nieve. Una vez montadas les agregamos los 20 g de azúcar restantes y continuamos batiendo. El almíbar estará listo una vez llegue a los 120º C o lo que es lo mismo, alcance el punto de bola (al mojar un tenedor en el almíbar y ponerlo en agua fría, se forma una bola de azúcar en cada punta del tenedor). Entonces lo agregamos poco a poco, con mucho cuidado, en forma de hilo, sobre las claras, sin dejar de batirlas. Una vez lo hayamos añadido todo, continuamos batiendo durante 5 minutos más y agregamos unas gotas de zumo de limón para que quede más blanco.




Y solo queda montarlo: llenamos las bases de masa sucreé ya frías con la crema de limón y cubrimos con el merengue. Quemamos con el soplete (aishhhh!!!!!) y listo. ¡Buen provecho!

domingo, 16 de marzo de 2014

Empanadillas



No es ningún secreto que tengo una obsesión por hacer todo al horno. Por eso a la hora de hacer empanadillas lo que resultaba más complicado era encontrar una receta con la que, pese a hacerlas al horno, no quedasen secas.






Que la masa tuviese ese punto de materia grasa que las hace más gustosas y que no conseguimos jamás con la masa de empanadillas comprada (me refiero a la comprada aquí, en España). Con esta masa se consiguen unas empanadillas muy sabrosas sin necesidad de freír, lo que las hace ideales, por ejemplo, si las hacemos un día que vienen amigos a casa, porque no tenemos que pasarnos la velada junto a la sartén o la freidora y aparecer luego oliendo a frito. Además no son nada complicadas de hacer…




Ingredientes para 30 empanadillas:
500 g harina
2 cucharas pequeñas de sal
2 huevos + 1 yema para pintar
200 g de manteca de cerdo
8-10 cucharas grandes de agua templada




Preparación:
Pesamos todos los ingredientes, batimos un poco los huevos y simplemente unimos todo en un cuenco lo suficientemente grande. Una vez los ingredientes estén integrados, amasamos durante unos 6 ó 7 minutos. Dejamos reposar la masa, cubierta con un film transparente, en la nevera durante ½ hora. Ahora procedemos a estirarla, pero no toda de una vez, sino en pequeñas porciones, hasta dejarla lo más fina posible.







Cortamos los discos con un cortador de pastas redondo, del tamaño que queramos. A continuación rellenamos las empanadillas con lo que nos apetezca, en suficiente cantidad para que disfrutemos su sabor (no hay nada peor que morder una empanadilla y no saber de que está rellena porque el cocinero fue un poco tacaño y no encontramos más que aire), pero teniendo cuidado de no poner tanto relleno que no las podamos cerrar.


 


Para cerrarlas mojamos con agua y un pincel el borde del disco de masa y lo doblamos a la mitad. Entonces hay que asegurar la unión de la masa para que no se abra durante el horneado. Lo más fácil es utilizar un tenedor, como todo el mundo sabe. Pero os propongo plegar la masa sobre si misma, haciendo como un cordón, que queda mucho más bonito y sella mejor nuestras empanadillas. 





Por último las ponemos sobre una bandeja de horno con papel para hornear (así evitamos que se enganchen a la bandeja) y las pintamos con yema de huevo. Horneamos a 200º C hasta que tomen un bonito color dorado y las comemos calientes, que están más gustosas…




¿Qué? ¿Os parece que esta entrada queda incompleta? Claro, falta poner algún relleno, ¿no?. Por supuesto que podemos hacerlas de carne, de pollo, de jamón y queso, de maíz, de cebolla… pero por poneros algo completamente diferente os propongo hornear unos 300 g calabaza troceada. Picamos una cebolla y la pochamos suavemente a la sartén con aceite de oliva.




Cuando esté transparente añadimos a la misma sartén 1 cuchara pequeña de jengibre fresco rallado y otra de miel y removemos. Añadimos la calabaza y una lata de maíz bien escurrida. Salpimentamos y añadimos una pizca de cayena y otra de canela. Y tras dejarlo enfriar, tenemos un relleno diferente y sabroso para nuestras empanadillas. ¿Mejor así?



jueves, 13 de marzo de 2014

Bizcocho de fresa y plátano



¿Alguna vez os ha pasado que tenéis que hacer algo para merendar con lo que tengáis en casa, sin posibilidad de salir a comprar nada? Este bizcocho tierno y jugoso nació así, buscando lo que tenía en la nevera y modificando una receta básica para poder aprovecharlo.




A veces estos experimentos no funcionan, pero otras son un acierto y entonces repites la receta y acaba por convertirse en una de esas que haces de vez en cuando porque a todo el mundo le gusta. ¿Y a quién no le gustan las fresas? ¿O los plátanos? Los dos juntos funcionan genial y si encima les ponemos un toque de limón… mmm… Y por si esto fuese poco, es facilísimo de hacer:



Ingredientes:
85 g mantequilla
85 g azúcar + 3 cucharas para el merengue + 150 g para la mermelada de fresas
1 plátano maduro
2 huevos
100 ml de nata
1 cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
1 pizca de sal
170 g harina
1 cuchara de impulsor
250 g fresas
1 limón
azúcar glasé



Preparación:
Empezamos poniendo el horno a 160º C y engrasando un molde de 20 cm de diámetro (o lo cubrimos con papel de hornear). Ponemos en el robot la mantequilla con el azúcar y procesamos hasta que la mezcla resulte homogénea. Agregamos el plátano troceado y continuamos procesando para integrarlo. Añadimos las yemas, la nata y la vainilla y una vez esté todo unido incorporamos la harina y el impulsor tamizados, bajando la velocidad.

 


A parte, montamos las claras a punto de nieve con una pizca de sal y una vez montadas les agregamos las 3 cucharas de azúcar. Unimos el merengue al resto de la preparación. Por último troceamos 100 g de fresas y las añadimos a la mezcla. Ponemos todo en el molde y horneamos a 160º C unos 40 minutos o hasta que al pinchar el bizcocho con un palillo, éste salga seco.



Mientras tanto ponemos el resto de las fresas a fuego suave junto con los 150 g de azúcar y las cocemos hasta obtener una mermelada. Con las fresas esto no supone mucho tiempo, así que no os olvidéis que las tenéis al fuego.


 

Cubrimos el pastel con la mermelada de fresas cuando aún está caliente y una vez frío, preparamos un glaseado con la ralladura y el zumo de limón y el suficiente azúcar glasé para que quede espeso, pero traslúcido. Bañamos nuestro bizcocho y a merendar!


martes, 11 de marzo de 2014

Cookies





La de hoy es una receta muy sencilla. Tanto, que me parece ideal para hacer con niños. Con muy poco esfuerzo y aunque no se tengan grandes dotes para la cocina, se consiguen unas galletas de excelente sabor. 






El único punto en el que hemos de ser cuidadosos es el que hace referencia al tiempo de horneado, ya que si nos despistamos y las dejamos en el horno más tiempo del que necesitan quedarán duras. A algunas personas les gustan las cookies duras, pero la mayoría preferimos no arriesgar la integridad de nuestras muelas más de lo que ya lo hacemos con el azúcar. Así que recomiendo sentarse a ver como se hornean, como quien se sienta a ver un partido de futbol por la televisión… en mi modesta opinión, ambas cosas son igual de aburridas, pero el horneado de las galletas tiene la ventaja de durar mucho menos tiempo… estoy segura de que en este punto no habrá mucha gente que opine lo mismo que yo, ¿no?, pero ¡allá vosotros con vuestras muelas!




Ingredientes:
300 g de harina
120 g de mantequilla
110 g de azúcar blanco
110 g de azúcar moreno
1 huevo
150 g de pepitas de chocolate
1 cuchara pequeña de impulsor
1 cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta





Preparación:
Batimos la mantequilla con los dos azúcares hasta que quede una mezcla cremosa. Puede hacerse tanto a mano como a máquina, depende de las ganas que tengáis de ejercitar vuestros brazos. Añadimos el huevo batido y luego la harina y el impulsor tamizados. Mezclamos bien. Por último agregamos el chocolate a trocitos. Muchas recetas incluyen en este punto unos 100 g de nueces picadas. A mi me gustan más sin las nueces y por eso las hago así, pero cada uno que le ponga lo que más le guste. Ahora toca dejar reposar la masa una hora en la nevera.






Una vez la masa está fría, encendemos el horno a 160º C y llamamos a los niños para que nos ensucien toda la cocina, o lo que es lo mismo, hacemos bolitas de masa con las manos, del tamaño de una pelota de golf.  Disponemos las bolitas en una bandeja sobre papel para hornear, dejando espacio entre ellas para que no se enganchen unas a otras cuando crezcan. No es necesario aplastar las bolitas para formar galletas planas, a medida que se cuezan se irán aplanando poco a poco.




Y ahora llega la parte crítica, el horneado, a 160º C unos 10 o 15 minutos, depende de cada horno. Como norma general recomiendo sacarlas del horno cuando creáis que aún les faltan unos minutos, ya que al enfriar toman cuerpo y se endurecen un poco. Salen unas 35 o 40 deliciosas galletas, que pueden conservarse varios días en una caja con cierre hermético… ¡a preparar el café!