sábado, 14 de junio de 2014

Coca de verduras



La coca de verduras, o coca de recapte, es uno de esos platos que apetece muchísimo cuando llegan estos calores (y cuando hace frío también). Debe ser que ya estamos pensando en la coca de Sant Joan… bueno, próxima entrada… o la siguiente, lo prometo.



Es de lo más sano, con todas sus verduritas escalibadas (o asadas) y admite muchísimas variaciones, ya que podemos agregarle otras verduras, sardinas, setas, butifarras, embutidos, o lo que nos apetezca… bueno, según los puristas no se le debe agregar nada que no sea típicamente mediterráneo, pero cada uno que haga en su casa lo que le apetezca, ¿no? A mí hoy me apetecía que no tuviese nada más que verduras, así que a las típicas de la escalibada (cebolla, pimiento y berenjena) solo le he añadido calabacín. Os daré unas cantidades pequeñas, como para hacer una coca del tamaño de una fuente de horno. Si tenéis invitados y queréis hacer unas cuantas ¡a sacar la calculadora y a multiplicar!. A ver que os parece.



Ingredientes:
250 gr de harina de semifuerza
5 gr de levadura fresca
5 gr de sal
25 ml de aceite de oliva
150 ml de agua (aproximadamente)
1 cebolla grande
1 pimiento rojo
1 berenjena
½ calabacín (o lo que os apetezca que lleve vuestra coca)

Preparación:
Comenzamos con la masa, uniendo todos los ingredientes, menos las verduras y amasando como si hiciéramos un pan: es decir, con muchas ganas y un buen rato. Si no tenemos mucha traza amasando, también podemos golpear la masa. De hecho, como podéis ver, es prácticamente lo mismo que hacer una masa de pizza. Una vez obtengamos una masa lisa y elástica, la dejamos reposar, tapada para que no se seque, hasta que doble su volumen. Mientras tanto preparamos la escalibada. Para ello lavamos la cebolla, el pimiento y la berenjena, las untamos con un poco de aceite y las ponemos… debería decir en el horno… pero quiero decir barbacoa…y la mayoría de la gente las hace en el horno, porque en casa no todos podemos hacer una barbacoa. Pero si podéis, no dejéis pasar la oportunidad, porque no hay comparación posible entre el sabor de unas verduras hechas a la brasa y unas hechas en el horno.
Yo tampoco puedo hacerlas a la brasa, pero como solución intermedia, las pongo en la barbacoa eléctrica. Como veis por el pimiento, dejo que la piel exterior de las verduras llegue a quemarse (no sufráis, que dentro están perfectas). Sé que lo que estoy explicando parecerá una obviedad para quien viva en Cataluña, pero en otros sitios ven salir un pimiento negro de la barbacoa y te dicen “que pena, se te ha quemado”, pero no, por dentro quedan ideales. Cuando las verduras estén listas, las dejamos enfriar un rato, tapadas. Las pelamos y las cortamos en tiras, con los dedos, de forma irregular… nada de sacar la regla y el bisturí, que esto es cocina rústica. Cuando la masa esté lista la estiramos sobre la fuente en la que la hornearemos, utilizando los dedos untados con aceite. Yo puse un poco de papel sulfurizado para asegurarme que no se me quedaría pegada a la fuente, aunque probablemente con tanto aceite, no sea necesario. Y disponemos sobre la masa en primer lugar las verduras escalibadas y luego lo demás que queramos agregarle, en mi caso el calabacín.



Salpimentamos, si nos gusta podemos agregarle alguna hierba aromática (por ejemplo romero, tomillo, u orégano) y añadimos un buen chorro de aceite de oliva, antes de meterla en el horno, a 250º C durante unos 15 minutos o hasta que veáis que está perfectamente cocida. Podemos comerla fría, tibia o caliente, pero lo suyo es comerla mirando al Mediterráneo. 


jueves, 5 de junio de 2014

Cheesecake



Es un clásico. Y es muy fácil. Pero no por ello vamos a dejar de tener una tarta de queso, o cheesecake, entre nuestras recetas, ¿no? Existen infinidad de versiones, pero para mí, ésta, que llegó a mis manos a través de mi cuñada Ginie (gracias cuñada), es de las más sabrosas.


Necesita que la hagamos un día antes, porque ha de reposar en la nevera durante 24 horas antes de desmoldarla y servirla, pero la espera vale la pena. Y si la queremos para el postre tras una cena con amigos, poder hacerla el día anterior es una ventaja.

 

Ingredientes (para un molde de 26 cm de diámetro):
200 g de galletas María hojaldrada
125 g de mantequilla sin sal
100 g de azúcar
6 huevos
400 g de nata 35% materia grasa
400 g de queso para untar (tipo Philadelphia)
200 g de mermelada de frambuesas


Preparación:
Trituramos las galletas junto con la mantequilla, preferentemente en el robot o procesador para que nos queden muy trituradas, y las disponemos sobre un molde desmontable y cubierto con papel para hornear, lo que nos facilitará el emplatado. Presionamos bien y reservamos en la nevera mientras preparamos el cuerpo del cheesecake.


Para ello mezclamos los huevos, el azúcar, la nata y el queso hasta obtener una pasta homogénea, lo cual, evidentemente, es más fácil de hacer con un robot o procesador.
Vertemos la mezcla sobre la base de galletas y horneamos a 180º C durante 1 hora o hasta que al pinchar el pastel con un palillo, éste salga limpio. 


Dejamos enfriar sin desmoldar y la cubrimos de mermelada de frambuesas. Huelga decir que si alguien quiere cambiar la mermelada de frambuesas por la de otro sabor, puede hacerlo sin que ello afecte en absoluto a las bondades del pastel… pero ya os he dicho que estoy obsesionada con las frambuesas…
Y ponemos nuestro cheesecake en la nevera, con molde y todo hasta el día siguiente. Pasadas 24 horas, desmoldamos y nos lo comemos… ¡buen provecho!
 

domingo, 1 de junio de 2014

Patel de bodas



Hola! Este será un post muy corto, ya que no pondré receta. Pero no quería dejar escapar la ocasión de enseñaros mi primer pastel de bodas. ¿Os gusta?


Lo he hecho junto con mi amiga Ana (http://kebonic.blogspot.com.es/), lo que ha hecho de este rato en la cocina una experiencia enriquecedora y divertida… bueno, y también sudorosa… y por momentos desesperante… pero muy, muy positiva.
Lo rellenamos (a petición de los novios) de dulce de leche y buttercream de fresas, hecho igual que en mi receta de cupcakes de frutos rojos, pero con pasta de fresas… y nos han dicho que gustó mucho :)


jueves, 29 de mayo de 2014

Corazones de fresa



Las galletas de comunión gustaron mucho. Pero la verdad es que son muy laboriosas. Así que vamos a aprovechar la receta haciendo unas más fáciles… y también más sabrosas porque están rellenas de fresa.



La receta básica de las galletas es la misma, la repito para que no queden dudas:
Ingredientes:
200 g de mantequilla sin sal
150 g de azúcar glasé
1 huevo
2 cucharas pequeñas de vainilla líquida o en pasta
½ cuchara pequeña de sal
420 g de harina

 

Preparación:
Batimos ligeramente la mantequilla, añadimos el azúcar glasé y continuamos batiendo a velocidad baja durante poco tiempo. Agregamos el huevo, la sal y la vainilla. Luego la mitad de la harina y batimos hasta integrar. Después la mitad restante y volvemos a batir. Amasamos bien el resultado y terminamos haciendo una bola con la masa para ponerla a enfriar en la nevera.



Cuando esté bien fría la estiramos con un rodillo y unas guías (o con un rodillo de niveles) para que todas nuestras galletas tengan el mismo grosor. Volvemos a enfriar la masa y cortamos las galletas con forma de corazón. Las disponemos sobre la fuente donde las vayamos a hornear y las volvemos a enfriar. Horneamos a 170º C durante 10 o 12 minutos, aunque esto depende del tamaño y el grosor de los corazones.



Una vez las galletas están frías las unimos de 2 en 2 con mermelada de fresas. Podemos usar mermelada comprada, aunque en este caso la hice yo misma, para asegurarme de tener una mermelada espesa, que pegase bien las galletas y no chorrease. Por si alguno no lo sabe, hacer mermelada es la cosa más fácil del mundo: se trata de pesar igual cantidad de azúcar que de fruta troceada y ponerlas al fuego hasta que adquieran la consistencia deseada.



Finalmente las decoramos con glasé real (clara de huevo + azúcar glasé + unas gotas de limón), aromatizado con unas gotas de esencia de fresas y antes de que se seque el glaseado espolvoreamos con unos sprinkles. Ñam, ñam…


viernes, 23 de mayo de 2014

Cupcakes de frutos rojos con crema de mantequilla de merengue suizo




 

Lo prometido es deuda: hace mucho que había prometido alguna entrada con unos cupcakes que tuvieran su frosting de crema de mantequilla. Pero me resistía a ponerlos, porque no soy una gran fan de la crema de mantequilla… me resistía hasta hoy… ¿por qué? Porque probé a hacer la crema de mantequilla de merengue suizo con sabor a frambuesa y como últimamente estoy obsesionada con las frambuesas… y además de toda la vida estoy obsesionada con los arándanos… se puede decir que los frutos rojos se confabularon en mi contra, vencieron mis reticencias y se ganaron un sitio en mi blog. Así que, vamos a por unos cupcakes de frutos rojos con frosting incluido.
 

Ingredientes para la base de los cupcakes:
55 g de mantequilla a temperatura ambiente
150 g de azúcar
1 huevo
½ cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
120 ml de leche
1 cuchara grande de zumo de limón
150 g de harina
½ cuchara pequeña de bicarbonato
1 cuchara pequeña de vinagre blanco
100 g de arándanos, frambuesas, moras o lo que más o guste
Preparación:
En primer lugar unimos la leche con el zumo de limón, para que se corte y forme algo parecido al buttermilk (si encontráis buttermilk, aún mejor). Precalentamos el horno a 170ºC y preparamos la bandeja para cupcakes con 12 moldes o cápsulas de papel.
Batimos la mantequilla con el azúcar hasta integrar perfectamente y añadimos el huevo y la vainilla sin dejar de batir. Añadimos la mitad de la harina, tamizada. Luego nuestro buttermilk casero y a continuación el resto de la harina tamizada.
 

Por último, en un bol pequeño o una tacita, echamos el bicarbonato sobre el vinagre, lo cual, como es de esperar formará burbujitas (unos más, otros menos, pero todos hemos estudiado algo de química en el cole) y antes de que las pierda lo agregamos a la mezcla. Llenamos cada molde hasta ¾ de su capacidad y agregamos 3 o 4 arándanos, o frambuesas, o moras a cada uno.
Horneamos a 170º C durante unos 20 minutos o hasta que estén cocidos y los dejamos enfriar sobre una rejilla. Mientras tanto preparamos el frosting.
 

Ingredientes para la crema de mantequilla de merengue suizo:
1 clara de huevo
80 g de azúcar
220 g de mantequilla a temperatura ambiente
2 cucharas pequeñas de pasta de frambuesa
Lo primero que he de decir es que se trata de la misma crema que utiliza Ivana en Cupcakes a diario, solo que ella la hace con albúmina, que es perfecto cuando se trata de hacer cupcakes para un catering, para la venta, en grandes cantidades, con antelación… pero doy por supuesto que mis lectoras/es los harán en casa, para la familia y con ingredientes que puedan encontrar en el supermercado, así que he adaptado la receta para hacerla con claras de huevo. Ponemos el azúcar y la clara a baño María, removiendo hasta que el azúcar se disuelva y sin dejar que la temperatura suba mucho. Pasamos la mezcla a la batidora y la montamos hasta tener un merengue firme y brillante. Entonces añadimos la mantequilla a temperatura ambiente, poco a poco y removiendo constantemente hasta obtener una crema suave y brillante. Finalmente añadimos la pasta de frambuesa (o de lo que queráis).
 

Por último ponemos la crema en una manga con boquilla y decoramos los cupcakes, con la manga siempre en posición vertical. Coronamos cada cupcake con un arándano, o con el fruto que os guste y a comer!. ¡Animaros a probar!


viernes, 16 de mayo de 2014

Pastel Avión




¡Uf! ¡Cuántos días sin escribir nada! Es que he estado un poco ocupada, haciendo entre otras cosas, el pastel que os presento hoy.
 


Hacer un avión con el propio pastel me parecía una tarea imposible (a no ser que tuviese unas dimensiones que estaban muy por encima de lo que necesitábamos en este caso). Por lo que consideré que era el momento apropiado para probar lo que los americanos llaman “rice krispie treats”. Se trata de una pasta de cereales de arroz y nubes, que puede modelarse, dándole la forma que queramos. Tiene buen sabor, poco peso y nos permite un modelado más sencillo que el de un bizcocho con cuchillo. Es muy fácil, aquí va la receta:
 


Ingredientes:
140 g de nubes o marshmallows
3 tazas de cereales de arroz inflado (también valen los que llevan chocolate o incluso los de trigo inflado)
2 cucharas soperas de mantequilla sin sal


Preparación:
Ponemos en una olla a fuego muy suave la mantequilla hasta que se derrita. Agregamos las nubes y removemos constantemente hasta que se deshagan, lo cual nos llevará unos 5 minutos. Apartamos del fuego y añadimos los cereales.
Removemos muy bien y dejamos enfriar unos minutos, lo suficiente para no quemarnos al tocarlo. Nos engrasamos bien las manos con un poco de mantequilla y trabajamos la pasta como si fuese la plastilina de los niños, para darle la forma que deseamos, en este caso, un avión, es decir: el cuerpo del avión, las alas, los motores, etc. Si tenemos moldes de silicona, también nos sirven; como veis, en mi primera prueba lo intenté con unos corazones.



Dejamos secar nuestras figuras durante 24 horas, hasta que obtengan la consistencia de una barrita de cereales y procedemos a alisar las superficies. Para ello rellenamos los huecos que queden en las figuras cubriéndolos con pequeños pegotes del mismo fondant con el que luego lo vayamos a cubrir.
 


Cortamos las piezas que lo necesiten con un cuchillo: por ejemplo para las alas hacemos unas planchas lisas de cereales, que luego cortamos a la medida que nos interese. Cubrimos luego toda la superficie de nuestras piezas con fondant, en este caso blanco, y las pegamos entre si con glasé real. Finalmente con un rotulador comestible hacemos todos los detalles, desde las puertas y ventanas, hasta las ruedas o los motores.



Y lo ponemos encima del pastel… ah! claro, de hornear el pastel no nos libramos. En este caso, por si os interesa saberlo, se trata de un pastel de chocolate negro relleno de ganache de chocolate blanco con frambuesa (tengo últimamente una obsesión con las frambuesas!!!), para chuparse los dedos. Lleva su mini pista de aterrizaje y un cielo con nubes. A ver quien se atreve a hacerlo!


miércoles, 7 de mayo de 2014

Pan con chocolate... y algo más



La merienda más tradicional de cuantas se nos podrían ocurrir es el pan con chocolate. Pero, ¿y si nuestro pan ya lleva chocolate? ¿y si además lleva pistachos y semillas de sésamo? ¿y si, por si eso fuera poco lo aromatizamos con una pizca de canela? Entonces empezaremos a desear que se haga la hora de la merienda… y a ser posible que tengamos 12 años :)




Para volver a la infancia, estos son los ingredientes:
250 g de harina de semifuerza
4 g de sal
150 ml de agua mineral
5 g de levadura fresca
70 g de gotas de chocolate negro
50 g de pistachos
1 cuchara grande de semillas de sésamo
1 pizca de canela



Preparación:
Unimos la harina de semifuerza (mitad de harina de fuerza, mitad de harina normal) con la sal y el agua y amasamos durante al menos 10 minutos. Es importante hacer un muy buen amasado para activar el gluten e incorporar aire. Al principio la masa será muy húmeda, lo cual hará difícil el amasado, pero poco a poco irá tomando consistencia y elasticidad. Cuando la masa esté perfectamente lisa, añadimos la levadura fresca desmenuzada (sin diluir ni nada), las gotas de chocolate, los pistachos, el sésamo y la canela, y continuamos amasando hasta que esté todo muy bien integrado. Es importante asegurarnos de que la levadura ha quedado integrada de manera uniforme en la masa. Entonces dejamos descansar la masa en un cuenco tapado en la nevera, hasta el día siguiente. Esta primera fermentación lenta hará que nuestro pan tenga mejor sabor.




Sacamos la masa de la nevera, dejamos que se atempere durante ½ hora y le damos forma de barra. La colocamos dentro de un molde alargado, como los de budín, previamente engrasado, la tapamos y la dejamos fermentar entre 1 ½ hora y 2 horas hasta que doble el volumen inicial.



Hacemos uno o varios cortes a nuestro pan para que no se rompa y horneamos a 220º C, con el horno húmedo (ya sabéis, vaporizando las paredes, o poniendo un cuenco con agua, o echando agua en la bandeja). El proceso de horneado durará entre 20 y 30 minutos, dependiendo de cada horno y de lo dorada
que queramos nuestra pieza.
Desmoldamos, dejamos enfriar sobre una rejilla y a merendar!