Muchas
veces os he explicado que tengo tantos cacharros en mi cocina que ya no puedo
comprar más, porque no me caben…
pero a veces hay que hacer una excepción… y fue
ver estos moldes para hacer un tronco con inserto y enamorarme. Se trata de dos
moldes con forma de tronco: uno grande y otro pequeño con el que hacer el
relleno de nuestro pastel de un sabor diferente. Así que no tuve más remedio
que comprarlo e inventarme una recetilla con la que lo pudiera usar. La receta
en cuestión ha tenido mucho, mucho, mucho éxito, porque combina el dulzor y
cremosidad del chocolate blanco con el frescor de las fresas y la única
complicación que tiene es que hay que hacer cuatro preparaciones diferentes,
aunque todas ellas son muy sencillas.
Ingredientes
para el relleno de fresas
200
g de fresas
45
g de azúcar
3
láminas de gelatina
Ingredientes
para el bizcocho
2
huevos
35
g de harina
35
g de azúcar
½
cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
Ingredientes
para la mousse de chocolate blanco
50
g de azúcar
30
g de maizena
2
yemas de huevo
250
ml de leche
250
g de chocolate blanco
5
láminas de gelatina
250
g de nata 35% de materia grasa muy fría
Ingredientes
para la cubierta
100
g de fresas
50
g de azúcar
3
láminas de gelatina
100
ml de nata 35% de materia grasa
60
g de chocolate blanco
Colorante
rojo
Preparación:
Comenzamos
por preparar el relleno de fresas, para lo cual ponemos en remojo las láminas
de gelatina, mientras llevamos al fuego las fresas troceadas junto con el
azúcar. No necesitan una cocción larga, ya que no queremos que pierdan su
aroma, solo que el azúcar se disuelva y que las fresas comiencen a soltar
líquido. En este punto trituramos las fresas hasta hacer un puré y mientras aún
esté caliente disolvemos en él la gelatina. Vertemos esta mezcla en el molde
pequeño interior del pastel, y enfriamos unas 4 o 5 horas, hasta que
solidifique.
Mientras
tanto preparamos el bizcocho, batiendo las yemas con el azúcar hasta que
blanqueen. Añadimos la harina, perfumamos con la vainilla y unimos bien.
Finalmente montamos las claras a punto de nieve y las añadimos a la masa.
Volcamos la mezcla en una fuente estrecha y alargada cubierta con papel de
cocina y horneamos a 190ºC unos 10 minutos o hasta que adquiera un color
ligeramente dorado.
Mientras
el bizcocho se enfría elaboramos la mousse de chocolate blanco, que
comenzaremos haciendo una crema pastelera: Mezclamos las yemas con el azúcar y
la maizena y vertemos sobre esta mezcla la leche caliente. Llevamos al fuego
removiendo constantemente hasta que espese. Mientras aún está caliente
disolvemos en ella la gelatina (que habremos puesto a remojar previamente) y
fundiremos en ella el chocolate blanco troceado. También podríamos fundir el
chocolate con mucho cuidado (ya que el blanco es muy delicado) y unirlo a la
crema. Dejamos que la mezcla se atempere mientras montamos la nata muy fría y
finalmente añadimos la nata a la mezcla de crema y chocolate. Vertemos esta
mezcla en el molde grande. Desmoldamos el interior de fresa y lo colocamos
dentro del molde con la mousse, bien centrado. Por último colocamos la lámina
de bizcocho cubriéndolo todo. Llevamos a la nevera para que refrigere durante
un mínimo de 5 horas (si es más, mejor). También podríamos ponerlo en el
congelador, sobre todo si hace mucho calor.
Y
para terminar nuestro postre hacemos la cubierta. Comenzamos por llevar al
fuego las fresas con el azúcar igual que hicimos para el relleno, lo justo para
que suelten líquido y se funda el azúcar. Trituramos para hacer un puré, pero
en este caso colamos el puré, para que nos quede una textura fina y sin
pepitas. Disolvemos en el puré colado la gelatina previamente hidratada;
fundimos el chocolate blanco troceado en el puré mientras aún está caliente y
añadimos la nata líquida. Veremos que la mezcla tendrá un color rosa claro, por
lo que nos interesa subirle el color con colorante rojo de buena calidad (para
no tener que utilizar mucha cantidad). Si no quisiéramos usar colorante, no es
obligatorio, pero obtendremos una cubierta mucho más clara. Dejamos enfriar la
cubierta hasta que veamos que espesa lo suficiente (unos 27-28º C), desmoldamos
el pastel y lo cubrimos con nuestra mezcla roja. Por último fundimos un poco de
chocolate negro y lo volcamos sobre un trozo de papel de cocina haciendo
hilitos. Dejamos que se seque, lo cortamos y lo utilizamos para coronar la
superficie del pastel. ¿A que queda bonito?
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