¿Por
qué será que en cuanto deja de hacer un calor sofocante no podemos resistirnos
al chocolate? ¿Lo hemos estado echando de menos? Yo, sin ninguna duda, sí, lo
he echado mucho de menos. Así que, sin disimular la intención de pecar sin
remedio, me he puesto a hacer unos soufflés de chocolate que te dejan sin aliento.
El soufflé tiene fama de ser complicado, pero si tenemos en cuenta un par de
detalles que no nos podemos saltar, no lo es tanto:
Es
imprescindible que tengamos unos “ramenquines”, es decir recipientes pequeños,
de loza o porcelana, que puedan ir al horno.
Debemos
untar muy bien los ramenquines con mantequilla.
Cuando
unimos las claras batidas a punto de nieve con el resto de la masa debemos
hacerlo muy lentamente y con movimientos envolventes.
Es
muy importante tener el horno bien caliente antes de hornearlos (bueno, el
horno siempre debe estar caliente antes de meter algo, pero en este caso además
resulta crítico). Podemos precalentar a 250ºC y bajar la temperatura a 200ºC en
el momento de meter los soufflés.
No
debemos abrir la puerta del horno mientras se están horneando.
Tienen
que quedar cremosos en el centro.
Se
deben comer en cuanto salen del horno.
Si
tenemos en cuenta todos estos consejos no hay motivo para que no podamos
disfrutar de unos soufflés magníficos. Os doy los ingredientes para 4 soufflés;
ya sabéis si queréis hacer más, sacáis la calculadora...
Ingredientes:
100 g de
chocolate negro
25 g de
cacao en polvo sin azúcar
60 g de
mantequilla (más la que necesitemos para untar los ramequines)
4 huevos
50 g de
azúcar
1 punta de
sal
Azúcar glasé
para decorar
Preparación:
Comenzamos por fundir el
chocolate, como a cada uno más le guste, al microondas o al baño María, pero
sin quemarlo (¡muy importante!). Si no tenemos mucha experiencia con el
chocolate, lo más seguro es el baño María, aunque tardemos más y ensuciemos más
cacharros. Si dominamos el tema, el microondas es lo mejor. En el último
momento añadimos la mantequilla para que se funda también y mezclamos bien. Separamos las claras de las yemas de
huevo y añadimos éstas últimas al chocolate. Agregamos también el cacao y
mezclamos. Por otra parte batimos las claras de huevo con una pizca de sal
hasta que queden bien firmes, es decir, hasta el punto de nieve. Añadimos el
azúcar a las claras y seguimos batiendo hasta que quede perfectamente
integrado. Finalmente añadimos este merengue a la masa de chocolate, poco a
poco y mezclando con movimientos envolventes para que no perdamos el aire que
han incorporado las claras. Repartimos la mezcla en los ramenquines previamente
untados con mantequilla y horneamos a 200ªC durante 10 minutos, sin abrir el
horno en ningún momento.
Apenas los sacamos del horno los espolvoreamos con
azúcar glasé y los servimos, ya que a medida que pasan los minutos pierden su
volumen… la verdad es que siguen estando igual de buenos, pero su aspecto no es
el mismo y… ¿qué puede ser mejor que el chocolate calentito?
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