viernes, 21 de febrero de 2014

Pastel violín





Como ya comenté en el post anterior, ha sido el cumpleaños de mi hijo. Os enseñé los pastelitos que llevó a la escuela, pero aún falta por enseñaros el pastel de cumpleaños. Siguiendo con la misma temática,  tenía que ser un violín, y aunque el proyecto imponía un poco, decidí intentarlo y aquí está el resultado.




El pastel en si es muy sencillo: un bizcocho simple, solo con huevos, harina y azúcar (que para mi son los más esponjosos, ligeros y sabrosos), relleno con dulce de leche (porque tanto mi hijo como yo somos irremediablemente adictos, pero obviamente, si alguien quiere reproducirlo, puede ponerle lo que más le guste) y cubierto con fondant. Lo que, a mi entender, tiene más interés, es como montarlo.



En primer lugar hay que hacerse con una plantilla con forma de violín del tamaño apropiado y cortar el bizcocho siguiendo la forma del instrumento. Los restos de bizcocho no los tiraremos (ni nos los comeremos), porque luego los vamos a aprovechar para hacer el mástil del violín.



A continuación mojamos el bizcocho con almíbar, lo rellenamos  y lo cubrimos con más dulce, para que quede húmedo y sabroso. Ahora lo dejamos enfriar un rato en la nevera para que coja cuerpo.



Mientras podemos hacer el mástil. Para ello desmigamos los restos del pastel y los unimos formando una pasta con más dulce de leche, chocolate, crema, o lo que os apetezca, como si estuviésemos haciendo cake pops. La pasta que obtengamos podrá modelarse, lo que nos permitirá darle forma al mástil, incluido el caracol que tiene en el extremo.


Ahora procedemos a cubrir tanto el cuerpo como el mástil con fondant marrón y le hacemos los rebordes. Para que el resultado sea lo más parecido posible a la madera, con un pincel, colorante alimentario marrón y un poco de agua, pintaremos las vetas. Puede parecer un paso que no es necesario, pero le da mucho más realismo al violín.



Luego pintamos con colorante negro las efes que tiene la caja del violín. Y con fondant negro hacemos la cubierta del mástil, el soporte de los afinadores y la barbilla.



También hacemos las clavijas, formando pequeñas bolitas, que aplanaremos y pincharemos en un palillo. Forraremos el palillo con más fondant y lo clavaremos en el mástil.




Con fondant color carne hacemos el puente. (sí, lo del color carne a mi también me parece extraño, pero todos los violines lo tienen en este color, o similar).


Y finalmente ponemos las cuerdas, que en este caso, es lo único del pastel que no es comestible, además de los palillos. He usado hilo de bramante, que me pareció menos grave que usar otras cosas, ya que en el fondo se usa para cocinar, ¿no?.


Y este es el resultado final… ¡ay! No puedo esperar a ver que cara ponen los invitados, ¡je je! ¡Feliz fin de semana!



2 comentarios:

  1. madre mia que buena pinta tiene , y ademas original
    Muchas felicidades

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  2. Increíble, impresionante, alucinante, indescriptible, ....pero lo mejor es que mañana lo probaré! !!!

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