Hoy os traigo dos maneras diferentes de concebir la misma
galleta.
Con la misma masa haremos dos tipos de galletas que quedan diferentes
tanto de aspecto como de textura, aunque ambas son rústicas. Una está concebida
como un “cookie”, con trocitos de cacahuete garrapiñado. Y la otra como una
galleta estampada. Y si bien ambas saben a mantequilla de cacahuete, al
morderlas se aprecia una diferencia que hará que cada uno se decante, según su
gusto, hacia unas u otras.
La idea de este post surgió, como es lógico, a partir de dos
cosas diferentes. Por una parte del descubrimiento de los cacahuetes
garrapiñados (un auténtico vicio…no sé quien tuvo esta feliz idea pero le
aplaudo). Las almendras garrapiñadas ya me gustaban, pero los cacahuetes me
sorprendieron y me parecieron ideales para dar el toque crujiente a las cookies
de mantequilla de cacahuete. En anteriores ocasiones las había hecho con
trocitos de chocolate blanco; pero no destacaban, ni por su aspecto, ni por su
sabor, que se perdía en medio de la galleta.
La segunda motivación fueron estos fantásticos sellos de
silicona que mi hermana me trajo de Inglaterra. También se consiguen aquí, son
fáciles de usar y personalizan nuestras galletas de un modo casero, bastante
rústico.
Ingredientes:
120 g
de mantequilla
75 g
de azúcar moreno
75 g
de azúcar blanco
1 huevo
175 g
de mantequilla de cacahuete
250 g
de harina
1 cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
1 cuchara pequeña de impulsor
100 g
de cacahuetes garrapiñados, si nos decidimos por hacer las cookies
Preparación:
Batimos la mantequilla a temperatura ambiente con los dos
azúcares, hasta integrarlos perfectamente. Agregamos el huevo y mezclamos bien.
Luego la mantequilla de cacahuete y la vainilla. Y por último la harina y el
impulsor, que estarán previamente tamizados. Si utilizamos la masa para hacer
las cookies, añadimos ahora los cacahuetes garrapiñados, que podemos trocear un
poco si son demasiado grandes (los míos no lo eran, así que los dejé tal cual).
En cualquier caso, debemos dejar descansar la masa en la nevera aproximadamente
durante ½ hora. Si ponemos a nuestra masa los cacahuetes garrapiñados,
procederemos igual que para las cookies con trocitos de chocolate, haciendo
bolitas, que hornearemos sin aplastar a 160ºC.
Si utilizamos los sellos de silicona debemos estirar la masa
con un rodillo, de forma que nos quede toda ella de un mismo grosor, que puede
variar entre 0,5 y 1 cm,
según gustos, pero deberíamos intentar que fueran todas iguales para que al
meterlas en el horno no queden unas crudas y otras demasiado hechas. Para ello
podemos utilizar un rodillo de anillas o un rodillo normal y unas guías (que
pueden ser perfectamente 2 varas de madera, sin necesidad de tener que
comprarnos otro “cacharro” más). Marcamos la masa con los sellos de silicona,
previamente enharinados para evitar que nos queden trocitos de masa enganchados
en los huecos de las letras. A continuación cortaremos las galletas con un aro
de tamaño un poco mayor al del sello. Colocamos las galletas sobre una bandeja
de horno y las llevamos a la nevera durante 1 hora, o hasta que estén bien
frías, para que al hornearlas no pierdan el estampado.
Una vez frías las metemos en el horno, precalentado a 160º C
unos 10 o 15 minutos o hasta que veamos que empiezan a tomar color. Al igual
que en la receta de las cookies, las galletas se endurecen al enfriar, así que
no debemos hornearlas hasta que estén duras. Y una vez frías toca votar: ¿Qué
versión os gusta más?
Esos sellos le dan un toque muy especial, me encantan.
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