¿Alguna vez os ha pasado que tenéis que hacer algo para
merendar con lo que tengáis en casa, sin posibilidad de salir a comprar nada?
Este bizcocho tierno y jugoso nació así, buscando lo que tenía en la nevera y
modificando una receta básica para poder aprovecharlo.
A veces estos
experimentos no funcionan, pero otras son un acierto y entonces repites la
receta y acaba por convertirse en una de esas que haces de vez en cuando porque
a todo el mundo le gusta. ¿Y a quién no le gustan las fresas? ¿O los plátanos?
Los dos juntos funcionan genial y si encima les ponemos un toque de limón… mmm…
Y por si esto fuese poco, es facilísimo de hacer:
Ingredientes:
85 g
mantequilla
85 g
azúcar + 3 cucharas para el merengue + 150 g para la mermelada de fresas
1 plátano maduro
2 huevos
100 ml de nata
1 cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
1 pizca de sal
170 g
harina
1 cuchara de impulsor
250 g
fresas
1 limón
azúcar glasé
Preparación:
Empezamos poniendo el horno a 160º C y engrasando un molde
de 20 cm
de diámetro (o lo cubrimos con papel de hornear). Ponemos en el robot la
mantequilla con el azúcar y procesamos hasta que la mezcla resulte homogénea.
Agregamos el plátano troceado y continuamos procesando para integrarlo.
Añadimos las yemas, la nata y la vainilla y una vez esté todo unido
incorporamos la harina y el impulsor tamizados, bajando la velocidad.
A parte,
montamos las claras a punto de nieve con una pizca de sal y una vez montadas les
agregamos las 3 cucharas de azúcar. Unimos el merengue al resto de la preparación.
Por último troceamos 100 g
de fresas y las añadimos a la mezcla. Ponemos todo en el molde y horneamos a
160º C unos 40 minutos o hasta que al pinchar el bizcocho con un palillo, éste
salga seco.
Mientras tanto ponemos el resto de las fresas a fuego suave
junto con los 150 g
de azúcar y las cocemos hasta obtener una mermelada. Con las fresas esto no
supone mucho tiempo, así que no os olvidéis que las tenéis al fuego.
Cubrimos el pastel con la mermelada de fresas cuando aún
está caliente y una vez frío, preparamos un glaseado con la ralladura y el zumo
de limón y el suficiente azúcar glasé para que quede espeso, pero traslúcido.
Bañamos nuestro bizcocho y a merendar!
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