domingo, 16 de marzo de 2014

Empanadillas



No es ningún secreto que tengo una obsesión por hacer todo al horno. Por eso a la hora de hacer empanadillas lo que resultaba más complicado era encontrar una receta con la que, pese a hacerlas al horno, no quedasen secas.






Que la masa tuviese ese punto de materia grasa que las hace más gustosas y que no conseguimos jamás con la masa de empanadillas comprada (me refiero a la comprada aquí, en España). Con esta masa se consiguen unas empanadillas muy sabrosas sin necesidad de freír, lo que las hace ideales, por ejemplo, si las hacemos un día que vienen amigos a casa, porque no tenemos que pasarnos la velada junto a la sartén o la freidora y aparecer luego oliendo a frito. Además no son nada complicadas de hacer…




Ingredientes para 30 empanadillas:
500 g harina
2 cucharas pequeñas de sal
2 huevos + 1 yema para pintar
200 g de manteca de cerdo
8-10 cucharas grandes de agua templada




Preparación:
Pesamos todos los ingredientes, batimos un poco los huevos y simplemente unimos todo en un cuenco lo suficientemente grande. Una vez los ingredientes estén integrados, amasamos durante unos 6 ó 7 minutos. Dejamos reposar la masa, cubierta con un film transparente, en la nevera durante ½ hora. Ahora procedemos a estirarla, pero no toda de una vez, sino en pequeñas porciones, hasta dejarla lo más fina posible.







Cortamos los discos con un cortador de pastas redondo, del tamaño que queramos. A continuación rellenamos las empanadillas con lo que nos apetezca, en suficiente cantidad para que disfrutemos su sabor (no hay nada peor que morder una empanadilla y no saber de que está rellena porque el cocinero fue un poco tacaño y no encontramos más que aire), pero teniendo cuidado de no poner tanto relleno que no las podamos cerrar.


 


Para cerrarlas mojamos con agua y un pincel el borde del disco de masa y lo doblamos a la mitad. Entonces hay que asegurar la unión de la masa para que no se abra durante el horneado. Lo más fácil es utilizar un tenedor, como todo el mundo sabe. Pero os propongo plegar la masa sobre si misma, haciendo como un cordón, que queda mucho más bonito y sella mejor nuestras empanadillas. 





Por último las ponemos sobre una bandeja de horno con papel para hornear (así evitamos que se enganchen a la bandeja) y las pintamos con yema de huevo. Horneamos a 200º C hasta que tomen un bonito color dorado y las comemos calientes, que están más gustosas…




¿Qué? ¿Os parece que esta entrada queda incompleta? Claro, falta poner algún relleno, ¿no?. Por supuesto que podemos hacerlas de carne, de pollo, de jamón y queso, de maíz, de cebolla… pero por poneros algo completamente diferente os propongo hornear unos 300 g calabaza troceada. Picamos una cebolla y la pochamos suavemente a la sartén con aceite de oliva.




Cuando esté transparente añadimos a la misma sartén 1 cuchara pequeña de jengibre fresco rallado y otra de miel y removemos. Añadimos la calabaza y una lata de maíz bien escurrida. Salpimentamos y añadimos una pizca de cayena y otra de canela. Y tras dejarlo enfriar, tenemos un relleno diferente y sabroso para nuestras empanadillas. ¿Mejor así?



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