Hace
unos días fue el cumpleaños de mi sobrina Sofía… “la princesa Sofía”... ¿y qué
mejor ocasión para hacer una tarta de princesa?
Para ponernos manos a la obra
lo primero que debemos hacer es conseguir el torso de una muñeca. En las
tiendas especializadas venden el torso de Barbie para hacer pasteles… pero
Barbie no se parece mucho a la princesa Sofía, así que tuve que ser un poco más
imaginativa.
La verdad es que la muñeca que terminé utilizando tampoco es
igualita a la princesa en cuestión, pero se le parece un poco más que Barbie. Y
utilizar la auténtica princesa Sofía me parecía un desperdicio, ya que después
de estar dentro del pastel, la pobre quedaría un poco perjudicada y como es la
muñeca de moda, no es que la regalen precisamente.
En fin, la cuestión es que
se trataba de ilustrar como hacer un pastel de princesa, sea cual sea la
susodicha, que parece una cosa muy complicada y no lo es tanto. Tras hacernos
con un torso de muñeca, debemos hornear tres pasteles de distintos diámetros
para hacer la falda de la princesa, que será nuestro pastel. En este caso yo
los hice de chocolate, pero como decimos siempre, cada uno que los haga a su
gusto. Abrimos cada pastel a la mitad, los mojamos con almíbar y los rellenamos
con la crema de nuestra elección (yo le puse de frambuesa).
Después
montamos los pasteles uno encima del otro, poniendo el más ancho en la base y
el más pequeño encima y juntándolos con más crema entre uno y otro. Y en este
punto nos toca hacer lo más complicado: darle forma a la falda. Con un cuchillo
grande de sierra, como los de cortar pan, rebajamos los pasteles de forma que
parezca que es un solo pastel, ancho en la base y que se va estrechando hacia
la parte superior. En este punto aparecen por la cocina todos los buitres de la
casa a buscar los recortes de pastel para zampárselos. Cubrimos luego todo el
pastel con la misma crema con la que lo hemos rellenado y lo enfriamos para que
tome cuerpo.
Entonces
lo empezamos a decorar poniendo una capa de fondant blanco, que podemos plegar
un poco para que parezca el vuelo de la falda. Sobre ella una capa de fondant
violeta que recortaremos en los bajos para darle esa forma como de pétalos de
la falda de la princesa. Marcamos los pétalos, ponemos una fina tira de fondant
rosa sobre la parte blanca de la falda y adornamos la parte violeta de la
falda. Para ello utilizamos tres cortantes: uno redondo, como de galletas, otro
con forma ovalada y un tercero redondo muy pequeño (que puede ser la punta de
una boquilla de manga pastelera o incluso una cañita de plástico) con el que
haremos los pequeños círculos que siguen todo el borde de la falda.
Ahora
toca vestir a la muñeca, haciendo con el mismo fondant el torso del vestido y
poniéndole los adornos que creamos pertinentes. A continuación haremos un
agujero en la parte superior de nuestro pastel, para poder introducir el torso
de la muñeca. Se trata de intentar hacerlo lo más pequeño y ajustado posible,
para que la muñeca no se caiga, por lo que lo mejor es ir escarbando el
bizcocho poco a poco. Una vez colocado el torso en su sitio cubrimos la unión
aprovechándonos de que el vestido de princesa lleva una tercera capa, también
de color violeta, que cortamos con forma de riñón para poder adaptarla a la
cintura de la muñeca. Terminamos por adornar el borde de la tercera capa y ya
está, princesa terminada.
Lo
mejor: la carita de Sofía al ver su pastel de princesa.
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