Si
tenéis la costumbre de leer blogs de cocina, sabréis que hay un momento para
cada cosa: las recetas de helados se ponen en verano y las de dulces navideños
en diciembre. Por esa regla de tres, las de calabaza tocarían en octubre… pero
no me da la gana; en octubre tenía otras cosas en la cabeza, hacía demasiado calor,
se me pasó el mes volando… y ahora con este frío me apetecía muchísimo un
pastel de calabaza, aunque en el “calendario de bloggers” no toque. Porque al fin
y al cabo en esta época del año seguimos teniendo unas calabazas preciosas
¿no?. Además, según “las normas de los foodie bloggers” debería llamarle bundt
cake en lugar de pastel… y tampoco me da la gana, que ya tenemos bastantes
anglicismos con los que lidiar. Además me huele que este anglicismo en concreto
tiene poco que ver con el pastel en si mismo y mucho que ver con una marca
concreta de moldes para pasteles (esos con precios prohibitivos agujero en
medio y formas preciosas). Así que para mi, sigue siendo un pastel, igual que
la primera vez que lo hice, hace ya muchos años.
Si no lo habéis probado nunca,
os lo recomiendo muy encarecidamente,
porque es delicioso, húmedo y muy aromático… para quienes piensen que si está
hecho con calabaza no puede saber bien, haced la prueba de darles a probar sin
decirles que es de calabaza y ya veréis… una de mis sobrinas me pidió una vez que
le haga “todos sus pasteles igual a este”… y puso una cara muy graciosa cuando
le dije con que lo había hecho.
Ingredientes:
450
g de harina
3
cucharas pequeñas de impulsor
1
cuchara pequeña de bicarbonato sódico
1
cuchara pequeña de sal
1
cuchara pequeña de jengibre en polvo
2
cucharas pequeñas de canela
1
cuchara pequeña de nuez moscada
170
g de mantequilla a temperatura ambiente
120
g de azúcar
200
g de azúcar morena
3
huevos
190
ml de buttermilk, o suero de leche, para no seguir con los anglicismos
270
g de calabaza asada o hervida
Azúcar
glasé a gusto
Preparación:
En
primer lugar, si no disponemos de suero de leche, mezclamos 190 ml de leche con
una cuchara grande de zumo de limón y los dejamos reposar unos 10 minutos. Pero
os aviso que últimamente lo encuentro siempre en un conocido supermercado
alemán.
Unimos
todos los ingredientes secos: harina, impulsor, bicarbonato, sal y todas las
especias, y reservamos. Batimos la mantequilla, utilizando la batidora.
Añadimos los azúcares y continuamos batiendo hasta tenerlos más o menos
integrados. A continuación agregamos los huevos, siempre batiendo hasta obtener
una pasta homogénea. Luego la calabaza, que puede estar hervida o asada, pero
personalmente os recomiendo asada, ya que incorporará menos agua y añade
matices de sabor muy agradables. Finalmente incorporamos los ingredientes secos
y el suero de leche, alternándolos en pequeñas porciones, hasta añadirlos
totalmente. Introducimos la masa en un molde previamente engrasado. Aunque no
tengamos uno de esos que están de moda y utilicemos uno más sencillo, es
recomendable que sea de los que tienen un agujero en medio, para que la cocción
sea más homogénea. Horneamos a 190º C durante aproximadamente 1 hora, o hasta
que al pinchar el bizcocho con un palillo, éste salga limpio. Tras unos minutos
reposando en el propio molde, desmoldamos sobre una rejilla y dejamos enfriar
completamente antes de cubrirlo con azúcar glasé.
También es interesante la versión
cubierta con chocolate, que aunque parezca que no puede ser, combina de
maravilla con la calabaza.
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