¡Feliz año nuevo! Empezamos el año con un pan del que me siento muy
orgullosa ¡Qué contenta estoy con mis chapatas!
Salen espectaculares, os lo
prometo, y ¿por qué? Pues porque la receta es muy, muy, muy buena. Está basada
en la receta de chapatas de Ivan Yarza, que como muchos sabéis es toda una
autoridad en materia de panes (sin desmerecer a nadie). Para quienes no tengáis
mucha experiencia haciendo panes, lo primero que tengo que deciros es que no os
espantéis al ver que es una masa demasiado fluida y difícil de manipular.
Quienes hemos hecho ya unos cuantos panes sabemos que esas masas “indomables”
son las que dan el mejor pan, y que para ganarles la partida solo hace falta
que procuremos tener una rasqueta o paleta de panadero. Aquí va la receta, en
cantidades como para 2 o 3 chapatas, según el tamaño que les queramos dar.
Ingredientes:
750 g de harina de semifuerza
570 ml de agua
7 g de levadura
14 g de sal
Preparación:
Para empezar, os recuerdo que la harina de semifuerza es una mezcla a
partes iguales de una harina normal o floja con una harina de fuerza. Comenzamos
por hacer una masa de arranque (o poolish) uniendo 450 g de harina, 450 ml de
agua y los 7 g de levadura. Mezclamos bien los tres ingredientes con una
cuchara de palo en un bol grande, lo tapamos y lo dejamos reposar en un sitio
cálido hasta que aumente su volumen y haga burbujitas, lo que puede llegar a
tardar unas 3 horas.
Una vez haya fermentado añadimos el resto de los ingredientes, unimos
bien y empezamos a amasar. Esta será la parte más complicada, por lo fluida que
resulta la masa. Además de ayudarnos con la rasqueta, podemos amasar un poco y
dejar reposar la masa (tapada para que no se seque) durante 5 minutos, volver a
amasar y dejar reposar otra vez, así unas cuantas veces, hasta que la masa tome
cuerpo. Untamos una fuente con aceite de oliva, ponemos la masa dentro y
doblamos las puntas de la misma, estirando y hacia el centro, como si
plegáramos un folio en tres, para meterlo dentro de un sobre de carta. La
tapamos y la dejamos reposar media hora, tras la cual volvemos a doblar la masa
como si fuese un folio y la dejamos descansar otra media hora.
Precalentamos el horno con la fuente vacía en la que vayamos a hornear
las chapatas dentro del mismo. Enharinamos la mesa de trabajo, volcamos en ella
la masa y la dividimos en las dos o tres chapatas que vayamos a hacer (o
incluso más, si las queremos pequeñitas para poner una a cada comensal),
cortando con un cuchillo muy afilado (nada de estrujar o estirar la masa para
cortarla). Colocamos cada chapata sobre un papel para hornear y ponemos cada
pieza con su papel sobre la fuente de horno que habíamos calentado previamente.
Llevamos nuestros panes al horno, como siempre, con humedad, es decir,
pulverizando agua en sus paredes antes de introducir las piezas o echando un
vaso de agua dentro del horno en el mismo momento en que metemos el pan.
Horneamos durante 15 minutos a 250º C y luego otros 20 minutos más a 220º C.
Una vez está cocido el pan apagamos el horno y lo dejamos un minuto más en su
interior antes de sacarlo y ponerlo a enfriar sobre una rejilla.
Os juro que es magnífico, buen provecho!
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