Hace
meses que lo prometí, concretamente cuando hicimos las lionesas. Y ahora que
tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina, creo que es el momento ideal para
plantearnos hacer un croquembouche, ya que es el postre perfecto para estos
días festivos. Seguramente todos sabéis que este nombre tan rocambolesco
significa algo así como que cruje en la boca, que es lo que hace el caramelo
con el que enganchamos una lionesa con la otra, al meterlo en la boca.
Para
elaborarlo, lógicamente tendremos que hacer en primer lugar las lionesas o
profiteroles, de las cuales no repetiré la receta, porque ya os la he dado
aquí. Tendréis que seguirla fielmente, pero por duplicado, ya que
necesitaréis unas cuantas más de las que saldrían con estas cantidades para montar
un pastel de tamaño apropiado. También es importante intentar hacerlas todas
del mismo tamaño. Una vez frías, las rellenamos con la crema pastelera. Ya os
he dado la receta en alguna ocasión, pero como es muy fácil, la repito aquí
Ingredientes
para la crema pastelera:
200 g de
azúcar
60 g de
maicena
4 huevos
1/2 litro de
leche
1/2 cuchara
pequeña de vainilla
Primero
calentamos la leche casi hasta que hierva. Aparte, mezclamos la harina y el
azúcar con los huevos y los llevamos al fuego. Añadimos la leche caliente y
removemos sobre el fuego hasta que espese. Por último perfumamos con la
vainilla y dejamos enfriar cubierta con un film para que no forme una película
por encima.
Cuando
tengamos las lionesas rellenas, toca hacer el almíbar con las que montaremos
nuestro pastel. Para ello necesitaremos:
250
g azúcar
90
ml de agua
Unas
gotas de zumo de limón
Simplemente
debemos calentar los 3 ingredientes hasta 160-165º C, lo que tardará más o
menos unos 25 minutos. Para esto, es necesario tener un termómetro… aish! (o bien
ser muy experto en reconocer el punto del almíbar). Una vez alcanzada la
temperatura, apartamos el cazo del fuego y con mucho cuidado de no quemarnos
montamos la torre de lionesas. Para ello sumergimos en el almíbar las lionesas
una a una, procurando que se moje solo la mitad de cada una de ellas.
Comenzamos por hacer un anillo con unas 8 o 10 lionesas y vamos disminuyendo en
uno el número de las mismas en cada capa que agregamos. Si esto nos parece muy
arriesgado, existen unos conos sobre los cuales montar el croquembouche, pero
yo no los he usado nunca.
Una vez tengamos la torre montada dejamos que se
seque (como ½ hora) y procedemos a decorarla con el mismo caramelo (si se ha
solidificado, podemos calentarlo un poco más). Para ello extendemos sobre la
mesa un tapete de silicona (o una hoja de papel de hornear) y hacemos sobre él
finos hilos de caramelo, utilizando un tenedor. Antes de que se sequen
completamente y no podamos manipularlos, los cogemos con cuidado y enrollamos
con ellos nuestro croquembouche. Existe otra forma de hacer esto mismo, con la
parte de atrás de dos cucharas sobre las que se van extendiendo los hilos, así,
en el aire. Es muy espectacular y superdivertido pero después de esto te pasas
2 días limpiando el caramelo que se ha quedado pegado por toda la cocina, así
que mejor el tapete de silicona (o el papel)… vamos, yo lo prefiero…
Para
terminar podemos adornar nuestra torre de lionesas o profiteroles con unas
flores de azúcar, o con lo que más nos guste.
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