Otro de esos postres a los que les tengo un especial cariño,
porque me lo enseñó a hacer mi abuela, es la “Pasta Frola”, o lo que es lo
mismo, la tarta de membrillo.
Es ideal para una merienda y no requiere ser un
experto cocinero. Solo hemos de tener en cuenta, como con la mayoría de las
masa de tartas, que la mantequilla que utilicemos en su elaboración debe estar
fría, para poder obtener una masa crujiente. El membrillo en este caso es dulce
de membrillo, del que encontramos en todos los supermercados durante todo el
año, pero si quisiéramos utilizar membrillos frescos, deberíamos hacer primero
una mermelada con ellos. También podemos utilizar otros dulces (como el de
batata, o el de guayaba) o mermeladas, para experimentar con diferentes
sabores. Por último, como veis, la receta lleva un poco de vino blanco; si a
alguien no le gusta, simplemente no se lo pone y lo substituye por agua. Pero
si nos sentimos juguetones, podemos experimentar y cambiarlo por brandy, kirsh,
o como hice yo esta vez, por orujo, que le aportó un aroma diferente y muy
recomendable.
Ingredientes:
200 g de mantequilla
400 g de harina
200 g de azúcar
1 huevo
La piel de un limón
1 cuchara pequeña de vainilla líquida
400 g de membrillo
½ vaso de vino blanco
Agua, cantidad necesaria
Preparación:
Unimos la harina, el azúcar y la
mantequilla fría, trabajándolas con las manos hasta que tengan consistencia
como de arena. Añadimos el huevo, la piel del limón rallada y la vainilla y
unimos hasta formar una bola de masa, pero sin trabajarla demasiado, ya que no
necesitamos que se active el gluten. Ahora dejaremos descansar la masa en la
nevera, cubierta con un film, mientras preparamos el relleno. Para ello ponemos
el membrillo en una olla a fuego lento junto con el vino y lo removemos con una
cuchara mientras se va deshaciendo. Incorporamos el agua que necesite hasta
lograr una consistencia blanda, como de mermelada. Lo dejamos enfriar hasta que
esté a temperatura ambiente.
Estiramos la masa en un molde de 26 cm de diámetro, la
pinchamos y colocamos el relleno. Por último, con el resto de la masa hacemos
tiras con las que formamos un enrejado en diagonal. Pintamos las tiras de masa
con la yema de huevo y horneamos nuestra tarta a 200ºC durante 30 minutos, o
hasta que tenga un bonito color dorado. Espero que os guste.
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