¿Qué puede ser mejor para el desayuno que unos deliciosos
croissants de mantequilla caseros? Cierto es que no son apropiados para
tomarlos a diario, no solo por ser muy calóricos, sino también porque lleva
tiempo prepararlos; pero de vez en cuando vale la pena probarlos. Llevan mucho
tiempo, porque para lograr las capas de masa hojaldrada que le caracterizan,
debemos alternar el plegado de la masa con períodos de frío.
En este caso yo he hecho un tamaño intermedio: no son unos
croissants enormes, porque me dejan siempre con cargo de conciencia; pero
tampoco son mini, que me dejan con ganas de más. Pero cada uno puede hacerlos
como más le guste, solo se debe modificar ligeramente el tiempo de horneado.
Ingredientes:
250 g
de harina de fuerza
5 g
de sal
25 g
de azúcar
130 ml de leche
12 g
de levadura fresca
140 g
de mantequilla sin sal
Preparación:
Pesamos todos los ingredientes y disponemos la mantequilla
entre dos plásticos, silpat o trozos de film de cocina, para aplanarla con un
rodillo hasta obtener una pieza rectangular que dejaremos enfriar en la nevera.
Por otra parte diluimos la levadura en la leche tibia y
cuando empiece a hacer burbujitas la unimos al resto de los ingredientes para
hacer una bola de masa. Esta masa debemos trabajarla durante como mínimo 15
minutos, golpeándola, estirándola y dándole calor con las manos. Tras el
amasado deberá quedarnos una masa fina y muy suave, que estiraremos un poco con
el rodillo y dejaremos reposar en la nevera, tapada con un plástico o film
transparente, durante al menos 1 hora. Pasado este tiempo la estiraremos con el
rodillo, hasta darle una forma rectangular. Dividiremos nuestro rectángulo de
masa mentalmente en tres partes, como si fuera un tríptico de esos con los que
nos bombardean de publicidad. Sobre el rectángulo central que nos habremos
imaginado, colocamos la mantequilla ya enfriada y plegamos los 2 rectángulos de
los extremos, exactamente igual que plegaríamos un tríptico. Giramos la masa
sobre si misma 90ª, volvemos a estirarla para formar un rectángulo igual al
inicial, sobre el que volveremos a imaginar un tríptico y volveremos a plegar
los dos extremos sobre la parte central. Tapamos la masa y la dejamos reposar
en la nevera durante 15 minutos. Luego volvemos a estirar la masa, nos
imaginamos el rectángulo dividido en tres, lo plegamos y lo volvemos a la
nevera 15 minutos más. Y vamos a por el último pliegue: estiramos, imaginamos
el tríptico y plegamos los laterales sobre el rectángulo central.
Ahora dejamos la masa como mínimo ½ hora en la nevera, tras
lo cual la estiramos con el rodillo hasta alcanzar un grosor de 1 cm y cortamos triángulos con
un cuchillo bien afilado, para no dar estirones a la masa. Los triángulos serán
más o menos grandes según el tamaño de croissants que nos apetezca. Enrollaremos
cada triángulo, comenzando por la base y acabando en el vértice contrario.
Podemos doblar un poco los cuernitos del croissant (o dejarlos rectos, si nos
gustan más). Dispondremos los croissants sobre la placa de horno con papel de
hornear o con silpat, dejando una separación entre ellos, ya que crecerán al
fermentar la masa. Los cubrimos con un paño y dejamos que crezcan durante 1
hora, más o menos.
Pasado este tiempo los pintamos con huevo y los
espolvoreamos con azúcar para hornearlos a 200º C durante unos 15 minutos (pero
el tiempo varia según el tamaño de las piezas).
Para obtener una variante, podemos ponerles trozos chocolate
en la base de los triángulos de masa justo antes de enrollarlos. Los enrollamos
de forma que el chocolate quede oculto, para que no se queme al hornear y tras
pintarlos con el huevo y espolvorearlos con azúcar, los espolvoreamos también
con un poco de cacao en polvo.
Para obtener un buen hojaldrado es muy importante que
utilicemos harina de fuerza (no nos vale una harina floja) y que respetemos los
pliegues que le hemos hecho a la masa: esto significa que si cortamos los
triángulos y nos quedan trozos que queremos unir para cortar más croissants
NUNCA debemos hacer una bola de masa con ellos. Como máximo, los apilaríamos
con cuidado para estirarlos otra vez con el rodillo. Espero que os animéis a
hacerlos y que los disfrutéis mucho.
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