Navidad,
tenemos los niños en casa y hay que entretenerles de alguna manera original.
Pues una opción sería hacer galletas. Quienes tengáis niños dispuestos a
pasarse toda una tarde horneando, recibid mis más sinceras felicitaciones. Los
que como yo, tengáis hijo y sobrinos de los que al cabo de 10 minutos ya se han
aburrido, tendréis que buscar una opción alternativa: comprar las galletas ya
hechas, pero entonces ¿con qué los entretenemos?: Pues montando con ellas una
casita de galletas… o dos.
La
idea surgió al constatar que en una famosa tienda, en la que se venden muebles,
tienen un apartado en el que venden comida, y por un precio más que módico podemos
comprar las galletas con las que montar la casa de jengibre. Después descubrí
otra tienda en la que venden artículos para el hogar en la que también las
tienen, igual de económicas, por cierto. Y esto nos facilita tanto la tarea,
que solo tenemos que comprar las chuches o gominolas, o caramelos o lacasitos y
preparar un poco de glasa para pegarlo todo. El resultado es fenomenal y es más
fácil tener a los peques ocupados pegando una chuche y comiéndose tres, que
horneando una masa que no pueden tocar para que no se deforme.
Como
decíamos, lo único que tenemos que preparar es la glasa, que tendrá que ser
fuerte y que, como ya os expliqué en otra ocasión, puede prepararse con clara de
huevo, pero recomiendo que preparemos con albúmina en polvo, por una cuestión
de seguridad. Necesitaremos 1 cuchara grande de albúmina (que son unos 15
gramos), 250 g de azúcar glasé y entre 35 y 40 ml de agua, con lo que nos
quedará una glasa muy espesa, ideal para hacer de “cemento” de nuestra casita.
A esta mezcla podemos añadirle unas gotas de limón para aromatizarla y dejarla aún
más blanca. Ponemos la glasa en una manga pastelera y nos disponemos a montar la
casa.
Las
primeras paredes hemos de pegarlas con mucho mimo y tener la paciencia de
esperar unos 10 minutos, a que la glasa se seque y las paredes se aguanten para
seguir poniéndoles peso. Pero una vez tengamos la base montada, podemos dejar
volar la imaginación y pegar dulces por donde nos plazca.
Quienes
os atreváis a hornear las galletas (que, todo sea dicho, salen más buenas
horneadas en casa) tenéis la receta aquí. En cualquier caso, montar las casitas
es divertido, y destruirlas para comerlas aún más. Felices fiestas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario